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Extracto:
El síndico primero dijo que: siendo una de las principales atenciones de los ayuntamientos el ornato de las poblaciones, y la salubridad y policía, le era preciso el cumplimiento de su deber llamando la atención del ayuntamiento sobre el estado actual del atrio de la parroquia. Por principio de cuentas, su numerosa extensión afeaba a la ciudad, sin ser su utilidad alguna para el templo. En segundo lugar estaba el desaseo y descuido en que se tenía dicho atrio, el cual originaba inmundicias perjudiciales a la salud pública y desórdenes de otro tipo, en el orden moral y aun trascendentales a la tranquilidad pública. En tercer lugar, ese dilatado espacio no podía ser alumbrado con la escasa luz de cuatro faroles, el asesino y el ladrón pueden encontrar en ese lugar el punto a propósito para cometer el crimen o para evadirse de su aprehensión. El presidente terminó diciendo que: parece que la razón aconseja que procurándose por una parte llenar los deberes religiosos, se debe atender también los de interés público, lo que a su escaso modo de entender se conciliaba con las proposiciones siguientes:
1.- Que se nombre una comisión cerca del R:P: cura, para que le imponga los inconvenientes que se notan por el estado que guarda el atrio del convento parroquial.
2.-Que se le ofrezca, a nombre del consejo, cubrir con cadena en pilares el espacio comprendido entre dos líneas, una tirada desde la esquina del Tercer Orden, hasta los arcos de la plaza y la otra, desde el pie de la torre de la iglesia parroquial de oriente a poniente, hasta encontrar la otra línea que corre de sur a norte, quedando el resto del que ahora es atrio, para que el ilustre ayuntamiento disponga de él como le convenga.
3.-La comisión se formaría con los dos síndicos.
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