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Extracto:
El señor González dijo que: había concurrido con algunos señores que componen la Mesa del Tercer Orden del Carmen, que les había hecho presente su misión y que no pudo persuadirlos a que rindan las cuentas, pues están encaprichados a no hacerlo, fundado en que no pueden prescindir del Patronato, que les ha hecho entender que lo mismo les corre la obligación de rendir la cuenta anual de los rendimientos de la casa que tienen encomendada para ocurrir al recomendable objeto a que se ha de invertir el producto, que no dudaba de que hasta hoy había sido administrada por manos puras, pero que con el tiempo podrían abusar sus sucesores de las rentas, empleándolas en mejoras voluntarias con perjuicio de los alimentos de los presos, o como sucedió en algún tiempo con Meana, que les daba lo peor. Siguió diciendo el señor González que: esto no era una limosna gratuita, sino una obligación forzosa que se había de arreglar a la mente del testador que quiso hacer tal donación y que siendo el ayuntamiento patrono de la humanidad y administrador de los infortunados presos tan dignos de compasión, debía de cuidar de su estabilidad. Fuentes: que estos señores deberán fundarse esencialmente en la misma cláusula del testador, pues que en nada se ofende a los patronos con exigirles las cuentas en general de los productos destinados a la cárcel y entregas que han hecho de tales rendimientos, pero que lo podrán conseguir más fácilmente haciendo consulta formal con un letrado y en su contestación ocurrir a la Mesa a patentizarle su contenido y si aun se resistieren se podrá enjuiciar el asunto. Acuerdo: que los síndicos consulten a un letrado, si la Mesa no se conformare con su parecer, procedan a instaurar la demanda en lo judicial.
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