Extractos de las Actas de Cabildo del Ayuntamiento de Toluca

Número de acta: 57
Fecha:
11 de marzo
Año: 
1822 
Ramo/Tema :
Higiene y Salubridad Pública
Asunto :
Informe de la junta de sanidad sobre las fiebres epidémicas o estacionales
Tipo de acta: 
Actas capitulares
Extracto:
Informe de la Junta de Sanidad diciendo que: Mediante a manifestarse algunas fiebres reinantes o epidémicas, para tomar las medidas oportunas a fin de cortar los progresos el mal y auxiliar al pueblo con los posibles socorros que se requieran. Se informó sobre la denuncia que hubo, de que: de la capilla del Rosario se estaban exhumando los cadáveres enteros, sin acabar de consumir sus carnes, cuya putrefacción causaría a la humanidad estragos en la salud y la otra porción de huesamenta se trasladaba a un zanjón abierto al intento en el cementerio. La Junta continuó diciendo que: por la costumbre introducida en esta ciudad de tener los cadáveres insepultos dos o tres días en las casas, era regular que su corrupción causare muy malos efectos a todos aquellos que recibiesen los vapores insanos y contagiados especialmente de fiebre y el modo de precaver estos daños tanto en las casas como en los sepulcros, con lo demás que refiere el acta de la materia, se acordó, entre otras cosas, que: las fiebres que se presentan en el día, no son de la clase de epidémicas, sino estacionales, provenidas de la mutación que ha causado la salida del invierno y entrada de verano y sus aires nortes que son indispensables, aunque tampoco se nota considerable mortandad, a pesar de que entre los indios hay conocidos abusos y descuido, por tener a los enfermos en las cocinas de humo y en donde se reúne toda la familia. Se satisfizo al Padre Guardián y Cura de que la indicada denuncia sobre la exhumación de cadáveres enteros fue infundada, respecto a que el señor presidente que fue a palpar la traslación de huesos, no encontró tales cadáveres, sino unos esqueletos armados con los vestigios de las ropas que unidas formaban aparentemente un cuerpo. Se acordó que: los difuntos no permaneciesen en las casas por ningún pretexto, sino cuando mucho un día natural, de manera que si fallecieron en la tarde, se entierren a la siguiente por la mañana y si fallecen en la mañana, lo verifiquen en la tarde, haciendo que las sepulturas sean hondas y que sobre ella esparzan alguna cal, que en la capilla del Rosario, a más de procurar la renovación del aire, se haga una fumigación de sal y vinagre, como antídoto preservativo. 

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