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Extracto:
El presidente municipal, José María González Arratia dice que: no siendo bastante el agua que como propia de la municipalidad abastece a la ciudad para llenar las necesidades del público por haber aumentado el vecindario por lo menos en una tercera parte, parecía de los deberes del ayuntamiento arrostrar todo inconveniente y facilitar por todos los medios el aumento de aquel líquido tan precioso y necesario para la conservación de la vida. El presidente siguió diciendo que: el lugar de donde podía sacarse con seguridad y con menos gastos era en terrenos de la Hacienda de la Pila que habían sido ya reconocidos por un práctico estando en todo ello conforme el propietario Don Francisco Hinojosa por sus afecciones al bien público, que dicho práctico estaba igualmente convenido en entregar un surco de agua por la suma de mil pesos, cuya cantidad de agua unida a la que actualmente se gozaba, llenaría las necesidades del público y con esto los deberes de la corporación, puesto que los diversos reconocimientos practicados para inquirir el origen de la escasez de agua que se nota, habían demostrado que aquella procedía de la misma cantidad de agua que si bien en otra época había bastado a proveer el vecindario, hoy ésta tenía un aumento considerable, aquélla era, por su naturaleza, insuficiente y no procedía de usurpaciones o desperdicios. Que también era absolutamente indispensable construir de plomo lo principal de la cañería que corre de sur a norte por el callejón del Cenizo porque siendo la que contiene la mayor parte del agua que abastece a la población no resisten los cañones de barro el peso de la cantidad que encierran y a cada paso se rompían con gravamen del fondo municipal, con perjuicio del público y con desperdicio de la misma agua. El presidente continuó diciendo que: para llenar estas exigencias podrían ser necesarios mil quinientos o dos mil pesos que no pudiendo facilitar el indicado fondo por su insuficiencia podría recabarse del supremo gobierno o de otra manera con la autorización necesaria, pero que como para uno y otro se necesitare ocurrir al superior gobierno por conducto e intervención del prefecto, proponía su señoría que para facilitar estos trámites y subvenir a las exigencias de que se había hecho mérito proponía se nombrara una comisión del ayuntamiento. Comisión: el presidente, Mañón Valle y síndico segundo.
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