Extractos de las Actas de Cabildo del Ayuntamiento de Toluca

Número de acta: 102
Fecha:
13 de noviembre
Año: 
1826 
Ramo/Tema :
Agua Potable
Asunto :
Solicitud de agua de los derrames del beaterio
Tipo de acta: 
Actas capitulares
Extracto:
En la sesión de cabildo estuvieron presentes José María González Arratia y José María Monroy, representando los derechosde doña Maria Micaela Monroy, su hermana, viuda de Cristóbal Cruz Manjarrez. El asunto a tratar fue: el del el acueducto abierto en la calle del Beaterio El ayuntamiento comentó que: si se continuaba o se suspendía. El dictamen era de parecer que se suspendiera, como lo dijo el cabildo anterior. El señor José María González Arratia comentó que: se haría un perjuicio a él mismo y al público que para lo que faltaba para llevar agua hasta la salida del callejón del Rosario, contribuirían él y su compañero con 175 pesos. El señor González Arratia siguió diciendo que: con esto quedaba todo allanado y que entendía convendrían gustosos el alcalde y capitulares. El ayuntamiento dijo que: el punto de dificultad no era ese, sino si se había despojado al Beaterio de la merced agua en que estaba en posesión, que no se oponía a la solicitud de la casa de Doña María Micaela Monroy, pero que Don José María González Arratia no tenía más acción que tomar puramente el agua de los derrames del Beaterio. El ayuntamiento siguió diciendo que: por consiguiente, ni él ni la comisión habían tenido facultad para disponer de un arbitrio del agua en el modo que lo pretenden, máxime cuando el ayuntamiento se hallaba dispuesto a cumplir lo que se le había ofrecido sobre dichos derrames y constaba en el acta. El señor José María González Arratia dijo que: ambas casas costeaban el acueducto y que pues él era el dueño del agua y gastaba su dinero y que la conduciría por cualquier parte de la ciudad cuyos vecinos le diesen permiso. El ayuntamiento dijo que: esta propuesta no era admisible, estando tan clara el acta en eso. El señor Serrano dijo que: se transara, pues con la oferta que hacían los interesados y muy poco dinero más, podía formarse la fuente en el Callejón del Rosario. Otro regidor dijo que: resultaba un gran beneficio al público y que la comisión no quedase desairada en el convenio que había tenido con los interesados. El Presidente, sostuvo su anterior dictamen, dijo que: supuesto que la comisión se tenía por facultada para mercedar agua y que se tenía por bastante que ella lo hiciera, sólo pedía testimonio de todo lo ocurrido y de las ordenes que por escrito había dirigido al actual secretario, con cuyos documentos consultaría al Gobernador del Estado, quedando dispuesto a sufrir de buena voluntad cualquier arresto y aun los costos de la zanja, por tal de que perdiese nada la comisión y mucho menos los interesados González y Monroy. El señor MIllán dijo que: no había necesidad de esto, que él y sus compañeros de comisión trataban de que nadie sufriese pérdida alguna y que, en caso de haberla, la costearían. El señor Millán siguió diciendo que: se había errado el paso, pues sería decente publicarlo, que el ayuntamiento los había nombrado para este asunto en que creyeron acertar presentando su consentimiento para la formación del actual acueducto, por la utilidad que entendieron resultaba de ello al público, y que ni habían dado cuenta anticipadamente, había sido por falta de sesiones en que hacerlo. Los interesados en el agua ofrecieron extenderse lo más que se pudiera en beneficio del público con tal de que se lograra la paz y buena armonía. Varios miembros del ayuntamiento y los mismos solicitantes del agua contribuyeron a la obra: Juan Nepomuceno González: 25 pesos, el señor Millán: 20 pesos, José María Monroy: 100, José María González: 75, calculando que con esta suma y las que pudieran colectar varios vecinos del callejón del Rosario, que voluntariamente las han ofrecido, como también otros de la segunda calle de San Juan, empezando desde la esquina nombrada de las Bateas, podía costearse la obra hasta formar la fuente, en la boca de dicho callejón del Rosario. Para reconocer por donde debía correr el caño, se asoció el alcalde a la comisión diputada a los dos síndicos y al secretario. 

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